Morir
¿Qué razón de ser tiene la muerte si la podemos pensar? ¿Para qué sirve convertirla en objeto de análisis categorial?
¿Qué razón de ser tiene la muerte si la podemos pensar? ¿Para qué sirve convertirla en objeto de análisis categorial?
En Fidelio, hallamos a Beethoven ocupado en los temas de la libertad, la justicia y el amor.
Cuando uno termina de leer las memorias de Joachim Fest, tiene la certeza de que ha hecho un viaje inusual. Pocas veces la lectura de un libro es una excursión hacia la dignidad humana como en el caso de Yo no.
Este Narciso posmoderno ha convertido al mundo en su espejo, y aguarda con ansias a que cada porción del mismo le devuelva el reflejo de un yo mejorado.
La obra literaria podría ser el grito en el lindero, justo antes de cruzar hacia donde nadie desearía hacerlo. En tales casos, escritura y existencia son casi la misma cuestión.
Estoy convencido de que el mal no es consubstancial al ser humano, sino accidental. Por naturaleza tendemos al bien, y en esto me separo de Kant, Hobbes y otros tantos.
Recordando aquellos días en los que leía destempladamente lo que cayera en mis manos, pienso que, en efecto, era extraño por entonces —y aún hoy— ver a un adolescente leer sobre filosofía.
La posverdad se construye en tanto que opinión emotiva y no en cuanto que conocimiento razonado de los hechos. Para ello precisa de su divulgación masiva. Lo trágico de aquella es que parece ser inmune a las auditorías.