«Natura non facit saltus» y la academia

«Natura non facit saltus» y la academia

Creo que hemos sobrevalorado académicamente la inteligencia en desmedro de la voluntad. La primera nos muestra hacia dónde debemos ir, en tanto que la segunda nos enrumba en dicha dirección, solo que, en la educación, el destino ya ha sido fijado por el profesor, con lo cual, en términos prácticos, apenas resta dirigirse hacia él.

La ignorancia

La ignorancia

Quien busca saber también pretende ser otro. En esto radica el principio de la trascendencia. Hay una trascendencia gnoseológica en las cosas cuando son conocidas por nosotros, pero hay una trascendencia ontológica en nosotros cuando, conociéndolas, develamos su ser en el mundo.