Sobre mi frente porto el signo de una soledad indecible Siempre te miro Leah con los ojos cerrados Mi soledad apenas te roza y el fuego de la noche es la fe de los acantilados El río sagrado discurre sereno sobre nuestras cabezas en el tercer cielo y oímos palabras imposibles Luego despierto miro el mundo y amanezco caído sobre mí tan lejos de todo y de ti El sueño de siempre y más es el gozne del tiempo y tu nombre Leah
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© 2021 Jerónimo Alayón.
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