Entre Dante y Bécquer
La obra literaria, no obstante, tiene una prerrogativa sumamente seductora: es un discurso, no pocas veces, sucedáneo de la vida y, en algunos casos, hasta anticipatorio.
La obra literaria, no obstante, tiene una prerrogativa sumamente seductora: es un discurso, no pocas veces, sucedáneo de la vida y, en algunos casos, hasta anticipatorio.
El poder seductor de la literatura es ajeno a nuestro tiempo. Pareciera que no somos ya tan ingenuos…