Los momentos finales de Winston son dramáticos, absurdos, inútiles y de una esterilidad que no deja impasible al lector. Siempre supo cómo moriría.
Me conduces hasta el mar de bronce / una a una me despojas de mis vestiduras / con milenaria castidad / y me arropas con sus aguas
El libro, en cuanto que no lugar, sería un producto de eso que Augé llama sobremodernidad, y que está vinculada al exceso de acontecimientos e información.
Al cabo despierto aterido / casi muerto / he regresado de un tiempo remoto / seguro de que el mundo es minusválido sin ti / Leah
Al principio / solo un charco en el alma / se diría que imperceptible / Luego / el charco está aquí y allá…
Protagonizó una vida tan tumultuosa como paradójica, que sostuvo sobre cuatro pasiones: el sacerdocio, el erotismo, la política y la literatura.
Aquí todo pende de un silencio dentro del silencio / aquí es la vastedad y el cenit del ocaso / el agostadero y la posteridad de la ceguera.