Cartas a Évangéline. #13
La poesía, por tanto, es el lenguaje de lo inaccesible, del reflejo de eternidad que nos devuelve el universo cada vez que hay en nosotros un destello de inmensidad.
Serie «Cartas a Évangéline» sobre la poesía, el poema y el acto creador poético.
La poesía, por tanto, es el lenguaje de lo inaccesible, del reflejo de eternidad que nos devuelve el universo cada vez que hay en nosotros un destello de inmensidad.
Todo acto de belleza es un diálogo con la lucidez del amor. Poetizar el mundo es salvarlo… y salvarnos.
No hace falta, por consiguiente, conocer la razón suficiente de cada cosa porque hay una razón total por la que cada cosa es-en-el-todo.
El poeta órfico, por tanto, en el viaje de la noche a la luz lleva de la mano al mundo que ha poetizado, pero su mano es trasluciente…
«Cuando el poeta escribe, debe hacerlo en la perspectiva taumatúrgica de quien ascenderá el mundo a signo de fuego, a la luz del logos fecundado por el pathos».
«Hay, por tanto, una realidad noumenal aprehendida en la experiencia intelectual del mismo modo que existe la realidad fenomenal que aprehendemos en la experiencia sensible».
«La obra de arte proviene de un tiempo en el que no hay marcas cronológicas y que estaría muy cerca de la eternidad, de esa atemporalidad que los griegos llamaron Aion».
«El fundamento ontológico que une dichas composiciones en el tiempo es, a mi juicio, un pulso órfico, la lucha entre la claridad de Eros y la oscuridad de Thánatos».