Cartas a Évangéline. #5
La «opera trabalis» no es posible sino en el decurso de los siglos y en la transversalidad de los espacios; asimismo es necesario buscarla para educar la memoria en la belleza.
La «opera trabalis» no es posible sino en el decurso de los siglos y en la transversalidad de los espacios; asimismo es necesario buscarla para educar la memoria en la belleza.
El poeta que escriba sordo al logos apenas fecundará el verbo; será un artífice que poliniza palabras, pero negándoles el alma que solo por virtud del logos podían tener.
La misión del poeta es, por tanto, extraer de la mudez de las cosas circunstanciales el logos que hace posible que el sentido de aquellas deje de parecernos no lógico.
Hay un logos de las cosas, de las circunstancias, del mundo y del universo; pero, al cabo, todos son uno solo por virtud de la armonía, esto es, de la belleza.
El poeta es un silencio doble, o triple… Silencio atrás del silencio… Un silencio cuyo contorno son las palabras.