«No hay gratuidad ontológica en el poema… En la entidad del poema, por tanto, palpita el ser de otros entes, una polifonía ontológica cuyas resonancias suponen un difícil ejercicio de escucha».
«Nuestro horizonte interior se ordena hacia la «opera trabalis» que cada quien ha elegido, conscientemente o no, como signo de un específico flujo de humanidad en el que se ha reconocido o, al menos, intuido».
Esta razón fundada en la recepción pasiva deviene en razón poética en la medida en que pueda «salir de la cárcel de la conciencia».
El artista que contempla el mundo espera extraer de él su logos, un sentido de las cosas que le permita unirse al todo en una dimensión estética.