La Taciturna
Yo estaré sentado en el borde del nunca cuando la Taciturna me circunde con su lazo de niebla ~ para entonces ya nadie sabrá que estuve allí ~ aguardando cada siglo bisiesto ~ nadie
Habré mirado tanto que olvidaré mi nombre y el rostro de mi cansancio ~ ella vendrá a ofrecerme la promesa que no crecerá en los resquicios de las cercas ~ ella disfrazará mi fatiga con el tañer de los últimos adioses
Me iré sin pisar los charcos ~ sin salpicar la lluvia que otros despreciaron ~ sin huella que duela a los esclavos de la persistencia
Pero los perros del viento sospechan mi secreto ~ que la Taciturna ya ha venido ~ sin trompetas de cristal ~ me ha mirado y se ha ido ~ otro será el día más largo sin mí ~ el candado de humo aún aguarda por su pestillo de tiempo No ha sido ~ sin embargo ~ la Taciturna quien me ha inquietado ~ sino su sombra ~ esa pastosa oquedad que aún tiene mi nombre
© Jerónimo Alayón
CITA CHICAGO:
Kornelius Dekker, Evanescencia (Washington: Autor, 2015), 11.
CITA APA:
Dekker, K. (2015). Evanescencia. Autor, pág. 11.
Nota: Kornelius Dekker es un heterónimo de Jerónimo Alayón.