Pregúntale al caballo…
El desbocado nunca responde por sus actos. Aquellos que se dejan llevar por el desenfreno suelen señalar a otros como culpables del desastre que provocan, evaden la responsabilidad personal y prefieren culpar al corcel.
El desbocado nunca responde por sus actos. Aquellos que se dejan llevar por el desenfreno suelen señalar a otros como culpables del desastre que provocan, evaden la responsabilidad personal y prefieren culpar al corcel.