Desde el corazón de las tinieblas
Pasarse veinticinco años enseñando en una universidad tercermundista quizá sea, para algunos, lo más parecido a perder la vida —en el sentido camusiano—. Para mí, no.
Pasarse veinticinco años enseñando en una universidad tercermundista quizá sea, para algunos, lo más parecido a perder la vida —en el sentido camusiano—. Para mí, no.
Solo se puede arriesgar desde la vida, nunca desde la muerte, pero el fatalista toma partido por esta y no por aquella.
La filósofa francesa se pregunta a propósito del riesgo: «¿Cómo es posible, estando vivo, pensarlo a partir de la vida y no de la muerte?».