Pregúntale al caballo…
El desbocado nunca responde por sus actos. Aquellos que se dejan llevar por el desenfreno suelen señalar a otros como culpables del desastre que provocan, evaden la responsabilidad personal y prefieren culpar al corcel.
El desbocado nunca responde por sus actos. Aquellos que se dejan llevar por el desenfreno suelen señalar a otros como culpables del desastre que provocan, evaden la responsabilidad personal y prefieren culpar al corcel.
Hay todo tipo de literatura, pero la que a mí me interesa explorar y escribir se hace en el borde del propio ser, desde el cual podemos resbalar hacia la ruptura del lenguaje.
Esta implicación entre el conocer y el querer es la síntesis de los impulsos del espíritu y las fuerzas del mundo material.