Carta a Évangéline #4
El poeta que escriba sordo al logos apenas fecundará el verbo. Será un artífice que poliniza palabras, pero negándoles el alma que solo por virtud del logos podían tener.
El poeta que escriba sordo al logos apenas fecundará el verbo. Será un artífice que poliniza palabras, pero negándoles el alma que solo por virtud del logos podían tener.
Estamos hablando, por tanto, de oír un silencio ontológico en el que el ser propio y el de las cosas se calla temporalmente para que pueda haber una escucha ontológicamente efectiva, lo cual supone apercibirse de la humanidad que impregna el mundo y sus elementos.