Carta a Évangéline #7
La obra de arte es aiónica, por tanto, se halla exiliada del tiempo cronológico. Su reino es el de la temporalidad de cada cual, a la que corresponde un tiempo único e irrepetible: el del ser.
La obra de arte es aiónica, por tanto, se halla exiliada del tiempo cronológico. Su reino es el de la temporalidad de cada cual, a la que corresponde un tiempo único e irrepetible: el del ser.
Eso que llamamos pasado no existe sin la memoria. Lo que denominamos futuro no es posible sin la imaginación. Apenas tenemos un evanescente presente, el instante, aquí y ahora.
Sin alma no existe tiempo y solo en ella el ángel del tiempo puede convocarnos a la belleza absoluta…